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Día De San Valentín

Current Phase: C-002
Phase Type: Chapter
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Version Alpha

The Story of TPL

La Tierra está congelada. Envuelta en una era de hielo moderna. Los gobiernos del mundo idearon un plan para salvar a la humanidad que consistía en meter a todos dentro del metaverso. Lo llamaron “La Transición de Paradigma”. Los primeros diez mil voluntarios, listos para pavimentar el camino, eran llamados CyberBrokers. Todo salió mal. Dos siglos después, una autocomplaciente raza humana está lidiando con un gran avivamiento.

Esta es la historia de El Paradigma Perdido.

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Version AlphaThe Story of TPL

Chapter 3

Día De San Valentín

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RECAP

Spice y Unironic Ken se habían enterado de una propuesta de DAO para que mucho del mantenimiento del día a día fuera manejado por IA en vez de CyberBrokers. Los Drifters (la mayoría de la población en El Paradigma Abandonado que se conecta por unas cuantas horas al día, vagando fuera y dentro del Metaverso) no se verían muy afectados, pero si una IA se encargara de EPA, podría quizás suponer que la energía para preservar los cuerpos de unos 10,001 CyberBrokers sería mejor empleada de alguna otra manera. Mientras que los CyberBrokers pueden ser desmaterializados sin ningún problema en EPA, si alguien los desconecta de sus cuerpos físicos, serán desmaterializados para siempre.

La cascada de partículas fluía sobre la orilla y caía al suelo formando un estallido neón de material emisivo. Mientras hadrones digitales salpicaban sobre una piscina de restos de un naufragio pixelado, las Cataratas Moss atraían hordas de exploradores EPA ansiosos por escabullirse detrás de la cortina.

Las cataratas podía ser vistas desde kilómetros, existiendo lejos del sendero, y la cumbre segmentada subía alto hacia el cielo desafiando a la física clásica. A sus faldas, detrás del maelstrom de partículas cayendo, por supuesto, existía una cueva secreta.

“¿Por qué quieres que revise la cueva detrás de las Cataratas Moss?”

Spice, vestida con su armadura de poder menos llamativa en vez de pilotear a Juicio, descansaba sus manos en la cintura. “Ese sería el lugar más tonto para cercar furtivamente monedas robadas. Cientos de exploradores cazan ahí a diario, armados hasta los dientes, esperando a que reaparezca el musgo.”

“No, esa cueva no,” Unironic Ken se rió vía comunicaciones. “Hay una cueva pequeña y secreta, en una plataforma más alta, como a 800 metros arriba. No se puede ver porque está detrás de las partículas superiores.”

“¿En serio? Una segunda secreta, secreta cueva en la cascada?” Spice dobló su cabeza cubierta por un casco y vio hacia arriba, entrecerrando los ojos.

“Al parecer,” dijo Ken. “Un amigo Spectre me dijo de ello.”

Spice vio a su alrededor y se enfocó en la dirección hacia donde lo había dejado, justo afuera de la zona PVP, “Espera, eres amigo de un Spectre?”

“Bueno. Tal vez llamarlo amigo sería demasiado..”

“Oh.”

“Sí.”

“Bueno, pues. Supongo que intentaré que no me desmaterialicen.”

Ken dio un resoplido y dijo, “Buen plan.”

Spice se acercó a la base en las Cataratas Moss y se dirigió hacia el agitado estanque de sinestesia líquida, estallando tras la destellante cortina.

Las botas de su armadura de poder crujían sobre el suelo al caer detrás de las cataratas. Ahí parados estaban una docena de caricaturas, armados de manera similar, esperando nerviosamente a la siguiente reaparición de MOB.

 

“Sólo por saber, Ken, ¿qué tanto le falta al siguiente bloque para que reaparezca?” Spice ignoró al grupo de Brokers y Drifters y escaneó el techo de la caverna buscando de donde agarrarse.

“En los próximos diez bloques, más o menos. ¿Por qué? ¿Hay muchos campers ahí?”

“Sí.” Se acercó aún más a la entrada de la cueva, e hizo zoom con su equipo óptico para ver un afloramiento rocoso que se veía un poco extraño. Se veía fuera de lugar, como si fuera algo por dónde agarrarse, viéndose casi invisible a poca luz.

El sonido de los cristales explotando rebotaba en la pequeñez de la cueva, y un enorme Drifter llegó dando un brinco a través de las partículas cayendo y aterrizó a dos metros de Spice. El gigante se enderezó y lanzó una mirada asesina a todos a su alrededor.

“Quedan tres bloques para que reaparezca,” se escuchó la voz de Ken vía comunicaciones.

A pesar de que el asidero en el techo era su objetivo, Spice vio sobre su hombro. Tan pronto reapareciera el musgo este lugar se iba a llenar de violencia, brindándole la oportunidad perfecta para desaparecer.

“Bueno, estaba pensando que,” empezó diciendo.

Un destello, y un exuberante monto de musgo viviente apareció al instante en la cima del pilar que estaba en el centro de la cueva, y el lugar estalló en furia.

El gigante, moviéndose más rápido de lo que cualquiera se hubiera imaginado, lanzó como bumerán un hacha flameante de plasma, formando un arco largo, desmaterializando al Drifter en frente de él que iba corriendo hacia el pilar. El sonido de botascohetes estalló, y lo que parecía ser un Astronomer saltó hacia el musgo. Se escucharon disparos y un segundo Drifter cayó hecho pedacitos de neón al ser, también, desmaterializados.

Alguien lanzó un espadazo radiante a Spice, y ella se agachó suavemente debajo del arma.

“Bueno, como te decía, ¿te acuerdas del asistente de Altair, Zinc? Creo que lo voy a pinguear.”

Spice se subió a la espalda del gigante y usó el repentino, asustadizo sacudón de éste para catapultarse hacia el asidero. Su mano perforó la geometría externa como si fuera una ilusión, y sus dedos se envolvieron alrededor de un sólido asidero escondido detrás. Spice sonrió.

“¿Cómo que pinguearlo? ¿Por qué?” la voz de Ken titubeó.

Un Gunter enmascarado alineó en la mira de su rifle a Spice, pero ella flexionó las piernas hacia arriba, y se asió de la roca saliente de la entrada superior de la cueva. Un rayo de energía crepitó por el aire donde su cintura y piernas recién habían estado colgando.

“Creo que quiero invitarlo a salir.”

El Gunter recargó y alineó un segundo tiro del rifle, completamente ignorando la pelea que las reapariciones del musgo había provocado. En su lugar, decidieron concentrarse en Spice.

“Pero, no puedes salir con un Broker,”, chilló Unironic Ken.

Spice frunció el ceño y, mientras colgaba cabeza abajo con su bota izquierda, maniobró para sacar rápidamente un disparo con su calibre .30 apoyada en su cintura. El disparo le dió al Gunter diez centímetros debajo de la boina, desmaterializándolos instantáneamente.

“Hasta nunca, cretino,” Spice dijo entre dientes.

“¿Qué?”

“Oh, tú no, Ken.” Enfundó su arma. “Lo siento.”

Spice se dio una voltereta, y giró para tomar la pared exterior donde creía que estaría el siguiente asidero. Su mano encontró una pequeña grieta, aún escondida a la vista, pero arriba de la boca de la cueva de musgo. Dio un tirón y comenzó, con su armadura de poder, una ágil por detrás de las cascada de partículas

“Entonces dices que realmente saldrías con un Broker?”

“Claro, ¿por qué no?” Si el Spectre hubiera tenido razón, tendría alrededor de otros 200 metros y otra plataforma por separado aún por recorrer.

“Primeramente porque seguiremos vivos mucho después que tú.”

“Claro, pero siguen siendo una persona. Con sentimientos, ¿cierto? ¿Por qué no deberían de experimentar un pequeño romance?”

El silencio permeaba por las comunicaciones.

“¿Ken?”

“Lo siento. Estaba viendo el mapa. Deberías de ver un vacío de unos quince metros a tu izquierda. La segunda cueva estará justo ahí.”

Spice llegó al fin de la escalinata, y se levantó apoyándose sobre el saliente. Una sección grande, separada de las Cataratas Musgo, flotando libre de cualquier limitación física, se veía imponente a 15 metros de distancia, con la espalda hacia la torre principal.

“¿Puedes verla?”

“Por supuesto,” contestó. Un sendero de asideros guiaban hacia el precipicio, y serpenteaba sobre lo que parecía ser una plataforma potencial a un par de cientos de metros más arriba sobre la pared.

Se sentía segura de poder lograr el salto.

Las piernas propulsadas volaron hacia la orilla, y brincó hacia el espacio vacío, elevándose para cruzar esa distancia, y se estrelló contra la pared. Spice revoloteó buscando asideros, se resbaló, y revoloteó un poco más. Metió una de sus botas dentro de una grieta, y detuvo su deslizamiento, y se levantó hacia el siguiente asidero estable.

“Qué fácil,” se dijo a sí misma tras exhalar fuertemente.

Spice miró por encima de su hombro, hacia el profundo espacio vacío debajo, y luego al de arriba. Desde su punto de vista, podía confirmar que el camino de asideros tallados efectivamente llevaban hacia una segunda, secreta cueva detrás de las cataratas.

“Logre el salto. Incluso puedo ver nuestro objetivo desde esta parte de la pared.”

“Afirmativo,” respondió Ken de manera monótona.

Genial. Ella odiaba cuando Ken se ponía así. No iba a estar a gusto sino hasta la siguiente vez que ella se conectara. De todas las personas, pensaba que él entendería que el trasfondo de una persona no afectaba lo que ella sentía por alguien. Para ella, no importaba si alguien era un Broker o un Drifter. Ya la conocía lo suficiente para entonces, debería de haberse dado cuenta. Ken no debería de estar molesto o sorprendido.

“Voy hacia dentro,” Spice gruñó. De nuevo, la respuesta fue silencio.

Spice se reenfocó y comenzó a escalar el muro. Los últimos metros pasaron más rápido al familiarizarse con el patrón de la escalinata. Se levantó sobre la última roca saliente, y fue recibida por media docena de Drifters. No había ni un solo Broker a la vista.

Dieron un pequeño brinco y sacaron sus armas. Eran el grupo de ladrones de monedas que había estado buscando. Reconoció al líder por el histograma en el archivo de la misión.

“Déjenme adivinar, esperaban a un Gunter,” dijo.

Los drifters se lanzaron miradas de confusión, y un par de ellos asintió.

“¿Qué estás haciendo aquí?” dijo el líder.

Spice frunció el ceño. Desenfundó su rifle Barrage y susurró, “Desafortunadamente para ustedes, penitencia.”

 

###

 

La pista de obstáculos estaba frente a ellos en un ciclo de dos kilómetros, lleno de restos de meca, mezclados con gotas de fuego, espadas, y bloques demoledores.

La luz de salida en la puerta parpadeabaa amarillo mientras la siguiente oleada se alineaba para competir en la pista.

Las Olimpiadas de Pilotos Meca era uno de los gustos culposos de Spice. La mayoría de la sociedad de bien estaba en contra de la brutalidad y del espectáculo. Los Whales preferían sus competencias con menos explosiones y con mayor velocidad.

Pero, ¿a Spice? Le encantaba esa primalidad del hombre común. Eso, y que ocasionalmente aprendía uno que otro truco para replicar en su trabajo de la Comandancia Alfa.

“Gracias por pinguearme.” Zinc se movía inquieto en el asiento junto a ella. Spice supuso que él pasaba más tiempo con Altair y con Brokers cultos y menos tiempo aquí abajo en las arenas con todos los Drifters.

“Claro,” contestó, señalando su equipo de Leftover. “Estoy feliz de verte sin traje.”

Zinc rió, “Bueno, mientras no te importe que me distraiga con las texturas de resolución abigarrada. Este lugar está lleno de resoluciones desequilibradas sobre más resoluciones desequilibradas, y me está dando un tic.”

El talento de Zinc era Cleanup Crew.

Primordialmente los empleaban para reparar y mejorar los viejos bits de los componentes de EPA a estándares más nuevos y modernos. Puesto que el mundo estaba constantemente en movimiento con nuevas actualizaciones, era un trabajo sin fin.

Lo bueno que, al ser un Broker, estaba disponible 24 horas al día, 7 días a la semana.

El claxon de inicio resonó, y tres mecas gigantes salieron corriendo de la puerta. Uno de los competidores, un Behemoth-450H, aunque más lento que sus oponentes, estaba reforzado con una dura armadura, sacrificando velocidad por la habilidad de ignorar casi cualquier obstáculo tajante o de fuego. Spice solía apostar por los mecas de clase Behemoth. Usualmente perdía.

“¿Qué tal?” Spice señaló a la gigante trituradora hidráulica en la pista cerca de sus asientos.

“Es genial. Un poco violento, y, “ Zinc apuntó con la cabeza a unos Drifters que estaban una hilera adelante, “no son mi tipo de gente habitual.”

“Aprecio que hayas venido a los barrios bajos conmigo.”

Zinc le guiñó el ojo. “Al menos no estoy preocupado por mi seguridad.”

Con una sonrisa de oreja a oreja Spice dijo, “me pregunto por qué.”

“Bueno, obviamente es porque sabes pelear muy bien.”

Sonriendo, asintió y volteó a ver de nuevo la carrera. El Behemoth ya se estaba quedando atrás.

“Digo, para ser una chica,” Zinc dijo con una mano cubriendo su boca.

Spice quitó la mirada del meca en aprietos, “¿Disculpa?”

Zinc se encogió de hombros.

“Alrededor de dos tercios de los mecas en mi Compañía son piloteados por ‘chicas’.”

Con la cara impasible, Zinc se encogió de hombros de nuevo.

Spice estrechó la mirada.

Finalmente, él dijo, “Quiero decir, es la décima Comandancia, no la primera, ¿no?”

Spice se estiró hacia enfrente.

La boca de Zinc, una línea rígida, de pronto tembló. El tic subió hasta sus ojos, como si estuviera combatiendo internamente. Las orillas de sus cejas rebotaron, luchando contra un deseo de reírse. Sus ojos titilaban.

Finalmente tuvo que ceder, y Zinc tiró su cabeza hacia atrás, casi cayéndose de la silla al comenzar a reírse desenfrenadamente.

Spice le dio un puñetazo en el brazo. Más fuerte de lo que debía.

Zinc tambaleó de su silla, y se desplomó al suelo, con las rodillas hasta sus hombros. Los otros espectadores se asomaron para ver si lo habían desmaterializado. Al ver que no se había ido a ningún lugar, voltearon de vuelta a las explosiones sobre la pista.

“Auch, eso dolió.” No hizo el esfuerzo para levantarse, tan solo se quedó ahí, tirado. Pero, su risa fue menguando dramáticamente. “Sólo bromeaba, ya sabes.”

Spice movió la cabeza, “Ajá.”

Sobándose el brazo, finalmente se levantó, “No hombre, creo que perdí 10 puntos de vida.”

“Creo que como 25.”

“Valió la pena.”

Spice levantó una ceja.

“Hubieras visto tu cara, pensé que ibas a levantar al meca ese y aplastarme hasta convertirme en un charco.” Apuntó con la cabeza al Behemoth que se hacía camino hacia la meta, bien atrás de los demás, habiendo perdido quién sabe cómo un brazo desde la última vez que ella miró.

“Entonces creo que tuviste suerte al sentirme generosa con tu vida.”

“Guau. La más generosa y asombrosa mujer que he conocido. Soy un hombre suertudo.” Se sobó el brazo de nuevo. “Suertudo mientras no te moleste mucho, parece ser.”

Con el ceño fruncido, Spice contestó, “No hay manera de que sea la mujer más maravillosa que hayas conocido.”

“¿No has visto con quiénes estoy usualmente? ¿Los Founders? Todos son ratas y changos y no sé qué más. Rara vez hay mujeres, y aún más raro que sean asombrosas.” Se acercó, “Nomás no les digas que dije eso.”

“¿Estás diciendo que soy más asombrosa que una rata?”

La sonrisa de Zinc se ensanchó aún más.

Spice soltó una risita. “Como sea. Estoy seguro de que tu mamá era asombrosa.”

La sonrisa de Zinc desapareció. “De hecho, en realidad no sé.”

“Oh no, disculpa.” Spice se cubrió la boca con las manos. “Se me olvida que eres un Broker.”

“No, está bien. Me refería a que no tengo ningún recuerdo de ella.”

“Supongo que tu memoria te ha estado fallando después de todo este tiempo.”

“Tal vez,” contestó. “Pero sí tengo una foto de ella. Tiene una cara linda, pero fuera de eso, no recuerdo nada de su personalidad. Ni bien, ni mal.”

“Aún así, disculpa por haber sacado el tema. Especialmente la parte de que olvidé que tu cuerpo ha estado en un tubo metálico por más de un par de cientos de años.”

Le guiñó el ojo de nuevo. “No te preocupes. Tal vez algún día, veré algo aquí, y desatará un recuerdo en mí. Tal vez entre más tiempo pase con una mujer maravillosa, más oportunidades tendré de recordar la memoria de una madre asombrosa.”

“Me gustaría pensar eso.”

“A mí también,” él contestó.

En ese momento, Spice sabía tres cosas.

Una, que no había manera de que permitiera que se aprobara esa propuesta por el DAO acerca de la IA. Arriesgar la vida de Zinc por posibles mejoras en eficiencia jamás sucedería. No.

Dos, que utilizaría tanto sus conexiones como las de Ken para encontrar información acerca de la madre de Zinc. Al menos, quizás podría encontrar más fotos. Podría incluso juntarlas y dárselas como un regalo.

Y tres, que ya no le apostaría más a los Behemoths. Esos bastardos grandotes eran demasiado lentos.