La Tierra está congelada. Envuelta en una era de hielo moderna. Los gobiernos del mundo idearon un plan para salvar a la humanidad que consistía en meter a todos dentro del metaverso. Lo llamaron “La Transición de Paradigma”. Los primeros diez mil voluntarios, listos para pavimentar el camino, eran llamados CyberBrokers. Todo salió mal. Dos siglos después, una autocomplaciente raza humana está lidiando con un gran avivamiento.
Esta es la historia de El Paradigma Perdido.
ALL RECORDS ARE THE PROPERTY OF TPP AND MUST REMAIN WITHIN THE CORE UNDER STRICT OBSERVATION UNLESS SPECIFICALLY AUTHORIZED. REMOVAL OF RECORDS ARE A CLASS 12 OFFENCE AND PUNISHABLE BY SALARY REDUCTION, DEMOTION, AND TERMINATION.
Spice, Zinc y Soleia usan la Llave Hubur para saltar a Cold Storage y rápidamente descubren que es un lugar brutalmente frío y despiadado – no tan distinto a la realidad de Spice. Después de guiar a los exhaustos brokers a través de una tormenta, Spice se prepara para ejecutar su plan. Al observar el objetivo, identifican a Koda Trundle Xander como un posible candidato. Secuestran al recién empleado Químico y toman su deslizador de nieve llena de químicos valiosos, utilizando el temor que le tiene a la Llave Hubur para lograr que coopere.
Spice le hizo señas a Zinc justo cuando llegó al punto de parada y se bajó del deslizador de nieve. A pesar de que intentó verse disgustado, ella pudo notar por el brillo de sus ojos y por la respingada esquina de su boca que estaba feliz de verla.
“Lamento el cambio de planes,” dijo Spice, mirando a Soleia y a Koda. Ellos ya estaban descargando unos cuantos contenedores de químicos, mientras el Químico le explicaba a Soleia cuál de los contenidos estaba dispuesto a sacrificar.
“Koda nos va a llevar justo al corazón de la fortaleza, metidos en barriles vacíos de químicos.”
Zinc levantó una ceja incrédula.
“¿Así que por eso me hicieron traer de vuelta el deslizador hasta aquí? ¿Después de que la había guardado y escondido? ¿Todo este tiempo que anduve preocupado de ser detectado y volado en pedacitos? ¿Sólo para volver y que me metan a un barril lleno de vapores tóxicos y llevado al lugar más espantoso que he visto?”
“Sí, así es la verdad. Sabía que podrías hacerlo, mandadero.”
Spice le dio un puñetazo al hombro de la manera más condescendiente posible.
Zinc recibió el golpe y la burla con gracia, viendo luego el deslizador de nieve, sacudiendo la cabeza con incredulidad exagerada mientras la conversación entre Koda y Soleia sobre qué contenedores deberían de vaciar se había ya convertido en una discusión acalorada. “No puedo creer que incluso con la amenaza de la Llave Hubur colgando sobre su cabeza a este tipo le importen todavía tanto sus preciados químicos.”
Spice se encogió de hombros, sacó su equipo artículo por artículo para cerciorarse de que todo estuviera listo.
“Ya a estas alturas no me interesa lo que a él le importe, mientras consigamos que siga el plan y que nos meta dentro para salvar a Ken.”
Frunció el ceño por medio segundo al escuchar el nombre de Ken, y volvió a mover sus pies de manera ansiosa.
“¿Realmente confías en que lo haga? Estaremos metidos en barriles de químicos, ciegos e indefensos si decidiera traicionarnos.”
La energía nerviosa de Zinc comenzaba a contagiarse, pero Spice escondió su incomodidad ajustando cuidadosamente las modificaciones de su pistola por octava vez.
“No confío en él, pero confío en Soleia escondiéndose justo detrás de él con una pistola apuntando directamente al respaldo de su asiento, y con la otra mano sujetando la llave. En fin, fue muy cooperativo con los planos de la fortaleza. Dudo mucho que hiciera eso si realmente quisiera traicionarnos.”
“¿En serio? Eso es exactamente lo que hubiera hecho yo.”
Zinc comenzó a caminar de un lado a otro mientras exponía su razonamiento, jugando con el claro polvo que se había infiltrado sobre la delgada cubierta del punto de parada.
“Te habría contado acerca de todos los túneles de acceso debajo de la fortaleza, acerca de todos los proyectos especiales sucediendo ahí dentro que ocupen sus propias entregas frecuentes, incluso el lugar dónde tienen a Ken. Luego cuando confiaras lo suficiente en mí, y bajaras la guardia; cuando dos de mis captores estén ATORADOS EN BARRILES, ahí es donde les haría una pequeña señal a mis amigos de seguridad en el puesto de control para que te desmaterializaran en un instante.”
Spice sonrió, deslizando su pistola en su funda.
“Bueno, esperemos que Koda no sea tan astuto y engañoso como tú, Zinc.” Le dio unas palmadas en su bello rostro, y luego caminó hacia el deslizador, no dejando que el desconcertado Broker contestara de vuelta para defenderse. “¿Todo listo, Soleia?”
“Ya casi. Koda finalmente se resignó a vaciar dos barriles de sus menos importantes químicos. Está subiendo a la moto los vacíos ahora mismo.”
El Químico sacó la cabeza de la parte trasera del deslizador, donde el domo de plástico transparente protegía las cajas y los barriles de la nieve y del viento. “Menos importante quizás, pero no menos crucial para el éxito de este proyecto. Esto nos retrasará unos cuantos ciclos, al menos.”
“Eso suena todo muy bien.” dijo Spice. “¿Tienes bien memorizada tu historia?”
“Sí, por supuesto.” Koda vio a Soleia, y luego se volteó rápidamente, lamiéndose los labios. “Cuando sea detenido por los guardias, simplemente les explicaré que me retrasé al realizar que había un posible error en nuestras mediciones de compuestos sub-micrónicos y que esto llevaría a menos de un 100% de probabilidad de que satisfagan los parámetros de prueba para el uso de los compuestos como elementos de extracción para engramas digitalmente químicos. Algo que había notado hacía ya varios días pero que torpemente pensé que debía delegar a mis superiores, puesto que soy nuevo en el trabajo y en el proyecto. Pero ahora vuelvo con esta vital información, junto con nuevos químicos para reemplazar los compuestos sub-micrónicos usando las medidas adecuadas, para poder evitar las potenciales y masivas pérdidas de inventario si el error no fuera -”
“Bueno. Está bien. Lo entiendo.” interrumpió Soleia. “Dile eso a los guardias y te garantizo que entrarán en un estado permanente de sueño como yo casi lo hago.” Se acercó a Koda, sonriendo entusiasmada de más. “Y sólo recuerda, tengo mucha curiosidad acerca de lo que esta llave puede hacer, y muy dispuesta a experimentar en Químicos que hablan demasiado.”
Que Koda estuviera trémulo no tenía nada que ver con el frío. Tartamudeó al intentar decir algo, pero al fallar se puso la máscara de gas torpemente mientras caminaban rápidamente hacia el frente de la moto de nieve.
“Suficiente con aterrorizar a nuestro ayudante, Soleia. ¡Vámonos!” dijo Spice al subirse al compartimento de carga en la parte trasera del deslizador de nieve. Zinc ya estaba adentro, fija su mirada sobre uno de los barriles vacíos. Soleia trepó después, y cerró la trampilla trasera mientras el motor del vehículo despertaba rugiendo.
“¿Listo para que te ajuste dentro?” dijo Soleia, guiñándole el ojo a Zinc mientras golpeaba por un lado uno de los barriles vacíos que se veía demasiado pequeño como para que alguien cupiera cómodamente.
Zinc se recargó sobre su espalda contra el muro para sujetarse en lo que el deslizador se apresuraba hacia enfrente, los contenedores botaban de arriba hacia abajo restringidos por las correas que los sujetaban.
“No me voy a meter a esa cosa hasta que sea absolutamente necesario.”
Viajaron por un rato en silencio después de eso, empujados entre los contenedores perdidos en sus propios pensamientos acerca de los peligros y los desafíos que se acercaban. Soleia rompió el silencio, con una triste sonrisa destellando sobre su rostro.
“Sabes”, comenzó, “estoy cobrando una gran recompensa aquí si jugara bien mis cartas. Una vez que ustedes dos estén metidos en estos barriles, los tiro hacia afuera, desmaterializo a Koda, y me escapo junto con el deslizador de nieve fuera de aquí. Después de todo estos químicos son muy valiosos.” Su cara se convirtió en una fría y calculadora máscara, con sólo una pizca de algo centelleando en sus ojos. “La dirección a Cold Storage, eso sí que pagaría muchísimo en los mercados. Y luego están los planos de la fortaleza; una antigua reliquia que te da el poder del creador del Paradigma. Apuesto a que podría conseguirme una isla privada en Magnetic por todo esto. Tal vez hasta dos.”
La máscara desapareció al irrumpir Soleia en una risa forzada. Zinc frunció el ceño, moviendo sus pies y Spice no pudo evitar sonreír. A pesar de que sabía que esa provocación era la manera en que Soleia calmaba su estrés, mientras que Zinc hacía muchas preguntas para manejar la suya, no estaba segura de que él apreciara mucho la broma.
Estuvieron en silencio por otro largo rato, hasta que rodearon un gran afloramiento rocoso, con la amenazante fortaleza negra mostrándose entre las ráfagas de nieve más allá del toldo de vidrio del deslizador de nieve. La expresión de Soleia se endureció al levantarse y comenzó a quitar la tapadera de uno de los barriles rojos.
“Muy bien Zinc, tú primero. Deberías de poder empujar la tapadera si pasara algo. Golpearé cinco veces el toldo cuando sea seguro salir. Koda dijo que tomaría seis o siete bloques desde el punto de entrada hasta la zona de descarga más cercana a donde tienen encerrado a Ken.”
Spice se metió al otro barril, retorciéndose en vano al querer ponerse más cómoda dentro del ataúd metálico que olía a un bote de proteína echado a perder por más de 6 meses. Soleia ajustó la tapadera sobre el barril de Zinc, y luego hizo lo mismo con el de Spice. Spice podía ver el temor acrecentarse en los ojos de su amiga. Estaban a punto de entrar al lugar donde Soleia había estado presa, donde sucedieron terribles cosas que apenas si podía recordar, donde podían suceder de nuevo.
“Soleia, vamos a averiguar qué es lo que te pasó ahí dentro. Te lo prometo.”
Soleia miró a Spice fijamente por un momento, finalmente reacomodando su incomodidad en palabras coherentes.
“No estoy segura de que sea buena idea.”
Hubo un momento de comprensión mutua entre ellas, y luego Soleia colocó la tapadera sobre el barril, sumergiendo a Spice en una apretada oscuridad.
Spice nunca antes había experimentado la verdadera claustrofobia. Todos los días había vivido en espacios reducidos, y en el Paradigma siempre podía desconectarse si se metía en problemas. Pero en esta ocasión, en este momento, no había escapatoria. Si algo salía mal, podría encontrarse atrapada e inmóvil hasta que alguien en la vida real la encontrara y manualmente desactivara su equipo. Le dio un 50/50 de que la encontraran viva si eso sucediera. Sentía que el corazón le saltaba, cada respiro era como un rugido en esos límites en los que se encontraba. Cada sensación se amplificaba. Cada rebote del vehículo presionaba aún más la tapadera sobre su cabeza, e incluso cualquier vueltecita apretaba las paredes metálicas aún más. El tamborileo del motor creció hasta convertirse en pulsante música fúnebre, y el girar de los neumáticos sobre la nieve se convirtió en una arrolladora cacofonía. Spice consideró apagar sus configuraciones de sonido y tacto. Pero aun si pudiera hacerlo en este extraño lugar que rompía todas las reglas, no podía arriesgarse por el miedo a perderse de algo. Tenía que estar en su mejor momento ahora. Por el bien de Ken.
El motor comenzó a resoplar, y con unos cuantos tartamudeos, el vehículo disminuyó su velocidad y luego se detuvo por completo. Spice mantuvo sus ojos fijos sobre el negro entintado sobre ella, deseando haber desenfundado su pistola antes de meterse a este hoyo infernal de mierda. Probablemente todavía podría alcanzarla si se retorciera lo suficiente, pero eso sólo aumentaría el riesgo de que la detectaran los guardias. Así que en vez de eso sólo respiró y respiró profundamente mientras repetía los posible escenarios dentro de su cabeza.
Escenario uno. Koda sí hacía algo estúpido. En ese caso probablemente se encontrarían en un tiroteo, aunque podría utilizar el valor de los químicos – y de Koda en sí – como ventaja. En un tiroteo, la mejor cubierta era algo que le importara a tus enemigos. Escenario dos. Los guardias insistieron en revisar todos los contenedores. Si eso pasara su mejor esperanza era que Koda los convenciera de no hacerlo, o que Soleia causara una distracción. Zinc podría ser un problema. Estaba lo suficientemente alterado como para permanecer quieto por mucho tiempo. Escenario tres. Alguna otra cosa salió terriblemente mal y Soleia se ve obligada a usar la Llave Hubur. A Spice no se le ocurría mucho por hacer en ese escenario. Ni siquiera sabían bien qué hacía la Llave Hubur aparte de ayudarles a entrar y salir de Cold Storage. Todo era teoría y mitos hasta este punto, y comenzó a preocuparle lo poco que sabía acerca de esta antigua reliquia digital en la cual estaba confiando completamente.
Mientras contemplaba lo que la Llave Hubur podría hacer contra un Químico traicionero y un montón de guardias de ShaDAO, el motor del vehículo tamborileó de nuevo y comenzó a avanzar lentamente. Luego su estómago cayó debido a un punzante e inesperado descenso, los tambores sacudiéndose violentamente y golpéandose entre ellos. Pensó escuchar a Zinc maldecir desde su cercano confinamiento, pero antes de que pudiera contestar se balancearon de nuevo y comenzaron a acelerar, el fuerte clic de los neumáticos sobre la nieve que cubría una base metálica ahogando cualquier cosa que pudiera haber dicho.
Mientras avanzaban rápidamente, Spice giró el brazo enfrente de ella y sacó los planos de la fortaleza en su bracer. Trató en vano de identificar dónde estaba en este extenso laberinto de túneles de servicio mientras el deslizador de nieve tomaba una incómoda vuelta tras otra. Al final se rindió, y sólo observó el cuarto sin marcar donde Ken se suponía que estaba, su mente recordando los momentos en su departamento, riendo y bromeando mientras veían películas viejas y comían auténticas palomitas rancias de cine. Estaba tan cerca que ya casi lo podía sentir. La anticipación abrumaba incluso el dolor y ardor de sus extremidades mientras la retroalimentación táctil derramaba tensión sobre su cuerpo físico. Su cerebro inundado entre adrenalina sin una adecuada salida.
No te preocupes, Ken, ya voy por ti.
Su trance se acabó cuando el deslizador de nieve se detuvo de repente, casi tumbando su barril pero dejándola sintiendo magullada al mismo tiempo. Con un gruñido y retorciéndose de dolor logró desenfundar su pistola. Podría ser que habían llegado a su destino, pero también podrían haberse encontrado con una patrulla o chocado contra algo y no la atraparían sin un arma en mano. Ken dependía de ella. No se dio cuenta que había estado aguantando la respiración hasta que escuchó cinco fuertes golpes sobre el toldo. La señal de que todo estaba bien de Soleia. Spice dejó salir un largo suspiro y empujó la tapadera del barril para salir, la pistola todavía lista. Zinc ya estaba afuera, luciendo un poco más pálido que de costumbre al ir tropezando hacia la trampilla trasera donde Soleia los esperaba. Spice los siguió, y tan pronto como sus pies tocaron el corrugado acero bordeado con nieve, el deslizador de nieve revolucionó su motor y se fue rápidamente, con la trampilla aún abierta.
“Ni siquiera dijo adiós. Es como si no fuéramos amigos,” dijo Soleia, tratando de no retorcerse de dolor mientras agujas y pines subían y bajaban por sus piernas.
“¿Están seguros de que podemos confiar en que no abrirá la boca?” preguntó Zinc, viendo cómo Koda y sus preciados químicos desaparecían a la distancia.
“Ni un poco,” dijo Spice. “Pero al menos logró meternos dentro. Ahora sólo necesitamos sacar a Ken antes de que llegue la caballería de ShaDAO buscándonos. Entonces Soleia puede utilizar la Llave para sacarnos a todos de este congelado infierno. Así que a seguir moviéndonos. Hay que encontrar a Ken.”
El túnel en el que estaban era inmenso, lo suficientemente grandes como para tres anchos carriles y banquetas levantadas por cada lado. Turbinas gigantes montadas sobre el cielo batían el aire, derramando calor que se perdía casi por completo para cuando llegaba al piso. Hacia enfrente y hacia atrás, acero y concreto empapados de sombras se extendían en la oscuridad que destellaba mientras el resplandor de paneles iluminados golpeaba montones de hielo. A pesar de ser un infierno congelado, alguien se había tomado la molestia de realizar a la perfección los efectos ambientales y de iluminación. Spice estaba impresionada.
“Manténganse cerca de mí.” dijo Soleia, que se dirigía a un pequeño túnel que Spice ni siquiera había notado a primera vista.
Soleia no volteaba para cerciorarse de que la siguieran, sus ojos sólo estaban enfocados sobre su bracer y los muros a su alrededor.
“Maximizaron la seguridad. Sensores visuales de nivel 100. Detectores de movimiento de espectro completo. Reconocimiento de avatares conectado directamente a la base de datos de usuarios del Paradigma. Incluso tiene escáneres de código fuente y bloqueadores de acceso remoto. Eso debió haber sido lo que te impedía desconectarte, Spice. Estoy enviando constantes señales de reseteo al nodo de seguridad más cerca, así que no deberían de habernos detectado aún. Pero lo harán eventualmente, ¡así que hay que apresurarnos!”
Emergieron del estrecho túnel hacia una vasta bodega de carga y descarga. Filas de Telemanipuladores automatizados sobre las paredes, en constante movimiento mientras carga y descargaban cajas y barriles de plataformas flotantes, apilando todo casi hasta el techo. Esto les brindó la suficiente cubierta contra cualquiera que los pudiera ver, pero no pasarían tantos bloques antes de que las medidas de seguridad más avanzadas los detectaran.
Zinc dejó salir un suave silbido de apreciación al escabullirse entre las pilas, echando un vistazo a las etiquetas digitales mientras pasaba con esperanzas de descifrar algo dentro del raro código que fluía.
“Este lugar no se ve tan grande desde afuera.”
Spice lo ignoró, manteniéndose cerca de Soleia y tratando de sacar los planos de su bracer pero recibiendo sólo estática holográfica. “¿Hacia dónde ahora?”
“No estoy seguro de tu corazonada, pero estoy muy seguro de que sé a dónde tenemos que ir ahora.” Dijo Zinc mientras materializaba una palanca de su inventario y la hacía girar en el aire antes de atraparla hábilmente.
“¿Qué estás haciendo?” Dijo Soleia entre dientes.
“¿No dijiste que teníamos que ir hacia arriba?” Respondió Zinc. Sin esperar una respuesta, dio varias zancadas largas por el pasillo hacia un par de puertas sobre la pared y apuñaló la palanca en medio de ellas. Con un violento tirón abrió las puertas, revelando un elevador vacío que subió con las luces amarillas de seguridad.
“¡Ábrete sésamo!”
Zinc sonrió orgulloso, ganándose una sonrisita de Spice pero una mirada furiosa de Soleia que le quitó por completo la sonrisa de su rostro tan rápido como había venido.
“Qué aguafiestas.”
Regañado, se subió al elevador y siguió por la escalera de servicio.
“Se supone que es una misión sigilosa, sabes. Operación encubierta, no destrozar y saquear.
Zinc sólo siguió trepando, fingiendo no haber escuchado a Soleia. “¿Qué tan alto vamos?” preguntó mientras las dos mujeres lo seguían.
“Debería ser el siguiente piso. Así que cuando llegues a una puerta, detente.” Dijo Spice, frunciendo el ceño contra su aún parpadeante bracer mientras subía por los peldaños. Los bracers se supone que tenían un failsafe, puesto que eran requeridos para la navegación, manejo de inventario, mensajería, y para mucho más en EPA. No poder usar su bracer sólo le agregó tensión al lugar.
“Oye. Espera. Detente un segundo,” dijo Soleia debajo de ella.
“¿Qué pasa?” preguntó Spice, enganchando un brazo a un peldaño y volteando hacia abajo.
Soleia no contestó inmediatamente, frunciendo el ceño mientras veía a su alrededor con los ojos entreabiertos. “No lo sé… algo… quizás sólo están glitcheando los táctiles.”
“No siento nada,” dijo Zinc checando su bracer. “Mi bracer está fallando. Sigue parpadeando y escupiendo más de ese código extraño.”
Spice acercó su bracer para que vieran los dos. “El mío también. Estoy segura de que es el mismo código que vimos cuando saltamos hacia aquí. Podría significar que nos estamos acercando. ¿Alguien ve algo?”
“¡Oh, sí! Hay una puerta a unos cuantos metros de aquí.” Zinc subió rápidamente los últimos peldaños antes de columpiarse desde la escalera hasta la orilla junto a las puertas del elevador. Spice se encontró con él por el otro lado, mientras que Soleia colgaba de la escalera, sus ojos observando algo a la distancia que los otros dos no podían ver. Después de un lento conteo hasta tres, Zinc se inclinó y apuñaló la palanca fuertemente en medio de ambas puertas. Spice se aferró a los cables que iban por la pared y la pateó fuertemente, forzando las puertas abriéndose como un metro y la palanca se soltó. Sonó fuertemente al ir bajando por el hueco.
“Maldita sea, Spice. Esa era mi palanca favorita.”
Antes de que Spice pudiera responder, un grito alarmado salió del otro lado de las puertas, volviendo los próximos segundos en un destello de adrenalina e instinto.
Zinc cruzó primero por la puerta, abalanzándose sobre una mujer que traía puesto un delantal de trabajo cargando viales químicos, quien intentó golpearlo con sus dos brazos mecánicos que se extendían desde su espalda. Logró esquivarlos al moverse hábilmente hacia un lado de uno de los brazos y se agachó debajo del otro que buscaba empalarlo con una aguja gigante fija sobre la punta. Antes de que la mujer pudiera reposicionarse para poner de vuelta sus brazos al alcance de Zinc, él la golpeó con la punta metálica de su pistola en el estómago, haciendo que se retorciera sobre el piso entre un enredo de extremidades que se crispaban.
Spice siguió después, enviando tres disparos bien apuntados a un hombre sin camisa con una esfera de vidrio cubriendo su cabeza mientras este torpemente trataba de hacer algo con su bracer, sus dedos en pańico tratando de activar armas, defensas, o una alarma de emergencia. Explotó y se convirtió en una pequeña lluvia de planetas pixelados y estrellas antes de que pudiera tomar una decisión, disipándose en el suave zumbido del ahora pacífico pasillo.
La adrenalina se disipó y Spice dejó salir un largo y controlado respiro. “Eso sí que fue repentino.”
Soleia no respondió a Spice o a la reciente violencia, sólo brincó de la escalera al corredor y comenzó a caminar por el pasillo izquierda, pasando por encima de la mujer inconsciente y sus brazos mecánicos que aún se retorcían. Spice y Zinc la siguieron, alertas y con las armas listas. Dentro de poco, el pasillo se abrió para formar un cuarto de control bellamente esculpido. Tenía curvas lisas y blancas, luces relucientes y suaves paneles negros que guardaban un leve zumbido, y una gran ventana de observación que abarcaba todo el frente del cuarto.
“¿Aquí es?” Spice susurró al ver las paredes blancas a su alrededor y los elegantes paneles. La brillante, suave pureza del cuarto en extremo contraste con el acero, concreto y hielo opresivos que habían cruzado para llegar hasta aquí. Doble punto para quien haya diseñado esta zona. Horror y belleza unidos juntos.
“Estoy seguro de que es algo.” dijo Zinc, con sus ojos parpadeando al ver el cuarto, sosteniendo fuertemente su pistola, y dando pasos hacia la ventana de observación. “Algo se siente muy raro aquí.”
Spice volteó hacia Soleia, quien estaba detrás de ellos, con el rostro pálido, incierta, perdida en una realidad paralela.
“¿Estás bien?”
A Soleia le tomó un segundo contestar.
“Sí. Sólo un poco… No sé ni siquiera cómo describirlo. Se está tornando feo. Como un ardor que no duele. Como presión sobre mi cabeza que está empujando hacia adentro tan fuerte como afuera. Como un grito ensordecedor que está apenas fuera de frecuencia como para escucharlo.”
“Es la Llave Hubur. Tiene que serlo.” Spice se acercó y le puso una mano sobre su hombro. “Está conectada a este lugar. Guiándote hacia donde quieres ir.”
Zinc escupió un suspiro tan severo que llamó la atención de ambas.
“Creo que tienes razón.”
Se movieron hacia donde estaba él parado junto a la ventana para ver qué había inspirado su reacción e inmediatamente comprendieron. A través del vidrio había una vasta cámara, llena de cientos de brillantes cápsulas en forma de lágrima. Cada cápsula estaba conectada a complejas terminales modulares que escupían constantes flujos de código extraño. La mayoría se veían vacías, con sus toldos abiertos, pero algunos tenían vagas figuras dentro, oscurecidas por capas de hielo que se había acumulado dentro del vidrio.
Zinc miraba fijamente hacia abajo, con los ojos bien abiertos. “Sabía que ShaDAO estaba metido con cosas bien cabronas; ¡¿pero qué es esto?!”
Spice ni siquiera escuchó la pregunta. Ella ya estaba corriendo hacia la puerta que llevaba del cuarto de control hacia la vasta cámara ahí abajo. Corriendo hacia Ken, quien estaba atrapado y solo en una de esas horribles cápsulas. Activó un mod de rápida densidad y azotó contra la puerta, pero ni siquiera se movió. Soleia gritó algo, pero Spice ya había puesto su pistola en disparo automático y la descargó sobre la puerta, reduciéndola a escoria derretida. Saltó por el hoyo de la puerta aún en llamas, recargando su pistola por inercia mientras iba brincando por las escaleras y corría hacia el grupo de cápsulas, buscando el rostro de Ken.
Zinc y Soleia la siguieron rápidamente, separándose para cubrir más terreno mientras buscaban entre las cápsulas a su amigo.
Después de varios bloques de asomarse frenéticamente por vidrio escarchado y aumentando la frustración mientras intentaba entender los lectores de código extraño, Spice escuchó la voz de Zinc hacer eco a través de la cámara. “¡Por aquí!”
Spice no perdió tiempo en correr hacia él, mientras que Soleia se movía un poco más lento, aún desorientada por el lugar.
“¡Ken!” Spice golpeó el vidrio con ambas manos. Vio su cuerpo estático y su expresión indefensa y adormilada en su rostro con una mezcla de esperanza, ira y desesperación.
“Nada más que ese raro código,” dijo Zinc mientras estudiaba el equipo conectado a la cápsula. “¿Dónde está el botón de despertar?”
Spice se acercó a él y estaba igual de confundida. Cuando voltearon de vuelta hacia arriba, Soleia estaba al otro lado de la cápsula con una mirada aturdida pero en paz viendo a Ken. Tocó el vidrio con su mano suavemente. “Aquí,” dijo, con la voz atípicamente monótona. “Estoy comenzando a entender lo que he estado sintiendo, viendo y escuchando. Es la Llave Hubur. Se está comunicando. Diciéndome que podemos utilizarla aquí. Que la podemos utilizar para salvar a Ken.”
Estuvieron parados en silencio por un largo momento antes de que Spice tomara a Soleia de los hombros y la sacudiera con entusiasmo agitado. “No te quedes ahí parada. ¿Cómo lo hacemos? ¡¿Cómo salvamos a Ken?!”
“¡Suéltame!” Soleia empujó a Spice y tomó unos pasos hacia atrás, con sus ojos más concentrados que nunca desde que entraron a la fortaleza. “No lo sé, ¿okey? No exactamente. Tiene algo que ver con la Llave.” Tomó otro paso hacia atrás y luego giró, estudiando los lectores que escupían código hacia otro de las cápsulas ocupadas. “Mira a tu alrededor. Tiene que haber algo.”
Mientras Soleia merodeaba lejos, Spice y Zinc pusieron su atención en las terminales junto a la cápsula de Ken, mientras fluían cascadas de código extraño. Un poco se veía similar a la información del sistema, los protocolos de redes, o a bitácoras de estado. Spice estaba segura de que si se le quedaba viendo lo suficiente, comenzaría a entender todo lo que significaba.
Zinc se recargó sobre ella, viendo la misma pantalla. “Un poco es casi como código fuente del Paradigma, pero parece como un acertijo con este extraño lenguaje de programación. No puedo hallarle ni pies ni cabeza.”
Se alejó de Zinc, presionando su rostro contra el vidrio para poder ver mejor a Ken a través de la escarcha y la niebla que se formaban en el interior. Partes de su cráneo habían sido removidas, dejando espacio para que emergieran gruesos cables, serpenteando hacia nodos dentro de la máquina. Era incómodo verlo tan plácido, casi en paz, a pesar del trauma evidente. No podía dejarlo así aquí. Tenía que encontrar la manera de sacarlo de ahí intacto.
Volteó hacia la consola, viendo cómo este código alienígena cambiaba de una extraña cadena de símbolos a otra. Por primera vez, no sabía qué hacer. No tenía ningún plan astuto, ni un momento de repentina inspiración, ningún salto de lógica. Sólo código duro y protocolos de seguridad. “La programación nunca fue lo mío.”
“La mía tampoco,” dijo Zinc. “Pero no creo que eso importe ahora.” Dejó de recorrer las pantallas y apuntó a un pequeño símbolo medio escondido entre el código. Una llave con lo que podría ser un cráneo formando su mango. “¿Te recuerda a algo?”
Su aliento se quedó atrapado en su garganta, mientras la realización la cubrió como una ráfaga bajo cero. Soleia sólo le había enseñado brevemente la Llave Hubur, pero se veía exactamente como el ícono que Zinc le estaba apuntando en este momento. Titubeó por sólo un segundo antes de acercarse a tocar el ícono. La pantalla parpadeó una vez, y una pequeña entrada apareció al lado de la consola. Se veía tan fuera de lugar, una vieja cerradura instalada de alguna manera en una maravilla altamente tecnológica. Esto tenía que ser.
“¡Soleia!” gritó por la cámara. “¡Ven aquí ahora mismo! ¡Ya! ¡Necesito la Llave!”
Después de unos segundos interminables, Soleia regresó arrastrando los pies por el camino entrecruzado por las cápsulas en un estado como de trance. Sin decir una palabra, abrió su mano y la Llave Hubur apareció, flotando justo sobre su palma. Era tan gris como una lápida en una película a blanco y negro, excepto por tres puntas doradas que salían del mango y un cráneo sonriente de color bronce que parecía estar vivo a pesar de su estática naturaleza.
Zinc se hizo hacia atrás por el pasillo, mientras que Spice sólo tomó un paso hacia atrás, viendo cómo Soleia acercaba su mano hacia la cerradura. La Llave encontró su lugar por sí misma, como si estuviera ansiosa por cumplir su propósito. Se ajustó sola, y el código de las pantallas se congeló, glitcheando con miles de distorsiones, y luego se convirtió en algo que Spice podía realmente entender.
“Administración. Análisis. Extracción. Implantación. Observación. Resolución. Restauración. Retiro,” Zinc leyó en voz alta. “Extracción. Ésta tiene que ser.”
Volteó hacia Spice esperando confirmación, y al ella asentir, tocó la opción de “Extracción”. La pantalla parpadeó, y un texto rojo en negritas pasó por ella.
Peligro: Extraer durante este momento en al secuencia de memoria podría resultar en pérdida de futuros datos
Un escalofrío recorrió la columna de Spice al leer las palabras. “Eso no se ve bien.”
“¿Pérdida de datos?” gruñó Zinc. “¿Qué significa eso siquiera?”
Una silenciosa y resignada tristeza fluyó por las palabras de Soleia mientras hablaba. “Son los recuerdos de Ken. Esos son los datos. Están extrayendo sus recuerdos.”
“Mierda, la extracción no significa extraerlo de la cápsula. Casi vuelvo las cosas mucho peores.” Zinc sonrió brevemente a Spice disculpándose.
Soleia continuó con el mismo tono, sumergida en tristeza. “Correcto. El proceso actual debe de terminar antes de que el sujeto pueda ser removido.”
Spice observó a su amiga, esa mirada en blanco, esa extraña voz. No sabía quién estaba hablando desde la boca de Soleia, pero no era la Smuggler. Pero quien fuera, estaba ayudando, así que Spice la dejó ser por el momento. “Muy bien, entonces seleccionamos “Resolución” mejor?”
“Afirmativo.”
Spice vio a Ken, en su frágil y plácido estado, y luego presionó el botón.
“Es eso o dejarlo aquí,” dijo.
La pantalla parpadeó muchas veces mostrando un flujo de imágenes abstractas y distorsionadas, hasta que terminó finalmente en una masa de cuerpos palpitando juntos alrededor de una descomunal estatua. Una lluvia verde latigaba contra el inmenso físico de mármol y la multitud se daban empujones brincando y danzando. El cielo estaba quemado con manchas de colores provocadas por los vehículos aéreos, y muchos de los participantes estaban activando vibrantes pero inofensivas explosiones al ritmo de la música. Las formas y los colores se derretían, se amalgamaban, y fluían, mientras las dimensiones se distorsionaban, llenas de borrosas esquinas y sobrelapándose como nebulosas.
“Esto se ve extrañamente familiar.” Spice murmuró suavemente.
“¿Estás segura?” dijo Zinc. “Parece un sueño para mí.”
“Es una de sus memorias.” dijo Soleia solemnemente.
Después de medio bloque de observar la extraña escena, Spice se percató de algo. “¡Lo recuerdo! Este es el concierto de Ivelle al que fuimos justo después de conocernos. Ambos nos dejamos llevar. Guau… apuesto a que ya han pasado veinte años desde entonces. ¿Pero por qué está mostrando esto?”
La escena se detuvo lentamente hasta que se volvió una sola imagen estática, atrapando el avatar de Spice sonriendo ampliamente, con la lluvia goteando por su cabello.
“Ahora hay diales, chicas.” Zinc regresó su atención al panel de control. Se acercó y giró levemente hacia la derecha. La imagen se movió de nuevo, oscureciéndose en un tinte morado, la muchedumbre volviéndose sombras de mal agüero, inclinándose y mezclándose como si tropezaran. La sonrisa en la Spice versión recuerdo se derretía convirtiéndose en una mueca desagradable, y luego en una cara retorcida.
La cara desagradable de Spice se veía como su alter ego. “Creo que este fue el rave en el que Ken se puso amigable con un Tripper y le pegó duro a los químicos. Tuvo un mal viaje.”
Zinc movió el dial hacia el centro, la imagen regresando a su estado previo. Con indecisión, giró el dial suavemente hacia la izquierda, y la imagen se abrillantó. De repente Ken estaba sobre la muchedumbre, con los brazos levantados hacia el cielo mientras colores explotaban a su alrededor.
“Esto se ve mucho mejor. Todo está claro y brillante. Y mira, parece que Ken está surfeando sobre la gente de nuevo.” dijo Soleia, con su voz familiar.
Zinc regresó el dial al centro de nuevo. “Parece que podemos cambiar los recuerdos de Zinc con esta cosa.”
“Eso es lo que están haciendo aquí.” Asintió Soleia. “Alterando recuerdos. La Llave Hubur me lo ha estado explicando todo, ayudándome a recordar lo que me pasó aquí.”
Spice avanzó hacia Soleia, con una mano crispada. “¿Te dijo esa maldita Llave cómo sacar a Ken de aquí? ¿Cómo componerlo? ¿Lo hizo?”
Soleia se sacudió el último sentimiento de confusión de su mente y envolvió con sus brazos a Spice, sosteniéndola cerca. “Lo hizo. Pero no será fácil. Podríamos sacar a Ken totalmente intacto, o podría salir cambiado, o podría no salir.”
Spice se rehusó a llorar, y se recargó en Soleia por un segundo antes de quitarse. “Entonces supongo que tenemos que tomar decisiones muy fuertes. ¿Qué hacemos, Soleia? ¿Cómo recuperamos a nuestro Ken?”
Click. Un jovencito sostiene la mano de su mamá en camino hacia una sala de juegos, emocionado por comer pizza y jugar Galactic Invaders. Click. Un cuarto con paredes oscuras donde un hombre pinta con su mano con luz de arcoiris el color y la textura del profundo espacio. Click. Colgando de un puente mientras un meca gigante pasa zumbando.
Spice continuaba girando el dial click por maldito click, viviendo los recuerdos de vida de su amigo en su memoria fracturada. Algunos intentó preservar lo mejor que pudo, mientras que otros simplemente no pudo evitar ajustarlos, especialmente conociendo que unos ya habían sido alterados por ShaDAO para volver a Ken en su marioneta. Tal vez si fuera lo suficientemente cuidadosa, y perceptiva, podría arreglar lo que le habían hecho a sus recuerdos. Regresarlo al hombre que ella conocía, y no a un dron sin juicio o un siniestro agente. Cambió cualquier recuerdo que involucrara a ShaDAO, o a la autoridad en general, para ser un poco más agresivo. Con suerte sería suficiente para contrarrestar cualquier tipo de control profundamente implantado en su mente.
Zinc carraspeó incómodamente mientras Spice aumentó las métricas de furia en un recuerdo donde Ken lidiaba con un Enforcer entrometido, cambiando su mediación mansa en una lucha física.
“Okey, okey. Quizás ya sea demasiado eso.” Ajustó el dial para que Ken recordara haber dado un discurso antiautoritario en vez.
“¿Estás segura de que no estamos cambiándolos mucho?” Preguntó Soleia, observando la Llave Hubur aún fija dentro de la consola mientras pulsaba suavemente con cada girar del dial.
“Tenemos que salvar a Ken, y puesto que no sé qué recuerdos alteraron para hacerlo un peón en su juego, estoy asegurándome de que sea lo más determinado e independiente posible.” Otro click del dial, otra decisión tomada, y otro recuerdo alterado. No podía parar ya. Se lo había prometido a Ken, y era una promesa que pretendía conservar. Sin importar qué.
Otro grupo de recuerdos que mostraban a Ken en una relación, primero con un bello hombre de ojos púrpuras y luego con una hermosa mujer pelirroja. No reconoció a ninguno de ellos. Probablemente eran Drifters ya muertos. Todo era un recordatorio de que Ken había vivido una larga vida antes de conocerla. Que tenía secretos que nunca había compartido con ella. Volteó la mirada, girando el dial a ciegas mientras pasaban esos momentos íntimos hasta que el dial dejó de girar por completo. Parpadeó varias veces y luego volteó a ver la consola.
“Extracción Completa.” dijo Soleia, leyendo de la pantalla. “¿Es todo?”
Como si las hubiera convocado con su pregunta, el cuarto entero se llenó con destellos rojos y bocinas que retumbaban. Todo el proceso había sido tan extrañamente fascinante que Spice se había olvidado por completo de que estaban dentro del corazón de una fortaleza de ShaDAO, rodeada de enemigos que no querían nada más que meterlos dentro de cápsulas alteradoras de la memoria.
“No. ¡Pero esto sí que lo es!” Zinc gritó a través de las alarmas, manifestando su pistola electrizante en una mano y una pistola bolter Veritas verde en la otra. “Me gustaría salir de aquí antes de que llegue la caballería.”
Spice desenfundó su pistola y corrió hacia la puerta abierta que llevaba al cuarto de observación arriba de ellos. Derrapó hasta detenerse y corrió de vuelta entre la espesura de las cápsulas, mientras varias figuras portando lustrosas armaduras negras llenaron la inmensa ventana de observación. “Demasiado tarde. La caballería ya está aquí. Operaciones Secretas de droides de ShaDAO por lo visto. Al menos 30 de ellos. Tenemos que sacar a Ken, ¡inmediatamente!”
Soleia tecleaba frenéticamente en la consola mientras giraba la Llave Hubur. “¡Lo estoy intentando!”
El resonar de las botas al bajar las escaleras desde el cuarto de observación casi ahogó el leve sonido de manos golpeando el vidrio escarchado.
Ken.
Spice corrió hacia la cápsula y tiró de la cubierta, deseando no haber perdido la palanca favorita de Zinc. “¡Está despierto! ¡Ken! ¿Me escuchas?”
Zinc se movió hacia el otro lado de la cápsula para ayudar y debió haber tenido el mismo pensamiento. “Ojalá no hubieras tirado mi palanca por el hueco del elevador.”
“No es momento, Zinc.” dijo Spice entre dientes, tratando desesperadamente de apalancar mientras veía a Ken luchando para recuperar la consciencia. Comenzó a azotar fuertemente contra el vidrio en confusión, antes de arrancar los cables de su cabeza. Ella podía casi sentir su barra de vida acabándose mientras veía sangre digital derramándose por los hoyos que dejaron los cables por unos cuantos segundos antes de cerrarse. Golpeó su mano contra el vidrio, soportando el dolor en su pecho, el hormigueo en sus cavidades nasales y dijo: “¡Ken! ¡Detente! ¡Ya casi te sacamos!”
Llegaron los droides a borbotones por las escaleras, dispersándose en grupos de cuatro para formar un anillo alrededor del perímetro. Comenzarían a apretar el nudo pronto. No quedaba mucho tiempo.
“¡Listo!” gritó Soleia, arrancando la Llave Hubur de la cerradura triunfante. Instantáneamente el toldo de vidrio de la cápsula se abrió con un agudo siseo de aire liberado. Unironic Ken salió de la cápsula ágilmente y cayó en una tensa pero suelta pose de alguien preparado y listo para la violencia, sus ojos buscando ávidamente una pelea.
“¡Ken!” Spice dio un paso hacia delante, lista para envolverlo con sus brazos para esconder sus lágrimas en su hombro. “¡Estás bien!”
Se hizo hacia atrás, cauteloso, confundido y enojado. Este no era el Ken que conocía.
“¿Bien?” gruñó, luego reconoció la situación. “No estoy para nada bien. Spice. Me metieron a esta… cosa. Atrapado en mis pensamientos por una eternidad, reviviendo mi aburrida vida una y otra vez. Ya sé lo que es sufrir la eternidad, y los que me hicieron esto van a sentir cada momento de mi dolor.” Con una última mirada de odio, empujó a Spice y marchó contra los droides, ignorando el daño que estaba provocando tanto para él como para ellos.
Zinc lo detuvo con una mano firme sobre su hombro. “Tranquilo, vaquero,” le dijo. “Estamos en medio de una fortaleza de ShaDAO, rodeados por Operaciones Secretas de Droides. Nos iremos con plan de vivir para contarlo, no con el plan de morir en un destello de gloria.”
“Tú,” rugió Ken y empujó fuertemente a Ken. “¡Tú me dejaste!”
Soleia detuvo a Zinc antes de que cayera en una de las cápsulas vacías, mientras que Spice se interpuso entre los dos hombres, con sus palmas haciendo la universal seña de “Cálmense, carajo.” Ken no intentó seguir adelante, sólo veía fieramente a Zinc, murmurando para sí.
Zinc le lanzó la mirada de vuelta. “¿De qué estás hablando, hombre? Iba a entrar al cuarto de seguridad antes de que me detuvieras. Tú insististe en ir por tu cuenta.”
La confusión nubló el rostro de Ken por un momento, antes de que la ardiente ira le regresara la claridad. “¿Para quién trabajas, Zinc?” ¿Quién eres realmente? ¿Cuándo te agarraron?” Las manos de Ken se crisparon en puños.
Spice podía ver que estaba a punto de hacerla a un lado y de aplicarle esos puños a Zinc. Así que se puso en su carro y le ladró las palabras que creía romperían la psicosis temporal en la que estaba. “¡Ken! ¡Detente! ¡Este no eres tú! ¡Ellos están de nuestro lado! Necesitamos irnos antes de que ShaDAO nos desmaterialice a todos y que nunca escapemos de este horrible infierno!”
Como si la hubieran estado esperando, el cuarto irrumpió en una cacofonía de disparos de cañones. Descargas de energía derritieron las cápsulas alrededor de ellos mientras se agachaban para cubrirse. Spice intentó divisar al enemigo, regresó unos cuantos disparos, pero sólo podía ver las vagas figuras oscuras entre las cápsulas de las esquinas del cuarto. “Soleia, de veras tienes que usar la Llave y sacarnos de aquí. No veo otra manera de escapar.”
Con su espalda contra una cápsula mientras los disparos se intensificaban, Soleia empuñó la Llave Hubur fuertemente, sintiendo la sensación entumecedora fluir por su tacto. Escuchó los distantes susurros discordantes dentro de su consciencia de nuevo. Sintió que la jalaban mientras algo antiguo y poderoso se percataba de ella. Observó la Llave y las docenas de cápsulas que llevaban el cuarto, aún ocupadas por Brokers secuestrados. “¿Qué hay de ellos? No podemos dejar a estas personas aquí. No cuando tenemos los medios para sacarlos.”
Unironic Ken asintió, notando a Soleia por primera vez con una mezcla de confusión y apreciación.
“Hola. Soy Soleia, por cierto. Nos presentamos bien cuando salgamos de aquí.”
“¿Lo prometes?” Ken sonrió con deseo por un segundo antes de que Zinc interrumpiera el momento con un grito al golpearlo un disparo de energía en el muslo.
“¡Mierda!” Zinc agarró su pierna. “¡Eso me quitó como la mitad de mi vida! ¡No están jugando, gente!”
“Spice,” gruñó Ken, con los ojos estrechos y con la mandíbula rígida con determinación de asesino. “Transfiéreme tu pistola. Yo me encargaré de ShaDAO. Ustedes saquen a los otros Brokers de aquí.”
Spice miró la pistola en sus manos y luego el rostro violento de su mejor amigo. Estaba intentado creer que este nuevo Ken podía acabar con 30 droides de Operaciones Secretas, pero de serlo perdería a su Ken para siempre. Después de un largo segundo, volteó hacia Soleia. “A pesar de lo mucho que me gustaría ver a Ken dar una paliza, no tenemos tiempo. Soleia, haznos saltar. Ahora.”
El aire empezó a vibrar, el mundo distorsionándose en olas de píxeles. Spice pensó por un momento que estaba siendo desmaterializada. Vio a Ken furioso, luchando contra las implacables energías retorciéndose alrededor de ellos. Vio a Zinc lanzarse al suelo mientras descargas de disparos ardían entre el espacio que estaba ocupando. Vio la confusión de Soleia, mirando fijamente la Llave en su mano mientras brillaba como el Sol reflejado contra la cuesta de una montaña cubierta de nieve fresca. Luego todo fue luz, y ruido, y entumecimiento.