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Tomando Un Aventón

Current Phase: C-002
Phase Type: Chapter
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Version Alpha

The Story of TPL

La Tierra está congelada. Envuelta en una era de hielo moderna. Los gobiernos del mundo idearon un plan para salvar a la humanidad que consistía en meter a todos dentro del metaverso. Lo llamaron “La Transición de Paradigma”. Los primeros diez mil voluntarios, listos para pavimentar el camino, eran llamados CyberBrokers. Todo salió mal. Dos siglos después, una autocomplaciente raza humana está lidiando con un gran avivamiento.

Esta es la historia de El Paradigma Perdido.

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Version AlphaThe Story of TPL

Chapter 6

Tomando Un Aventón

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RECAP

Spice y Ken revelan la verdad del Paradigma a Zinc. Él reacciona de manera tranquila a la revelación de que los brokers son IA y no, de hecho, humanos incapaces de regresar a sus cuerpos criogénicamente congelados. Para él, es irrelevante. Como los únicos que parecen conocer la verdad, discuten qué es lo que deberían de hacer. Zinc prefiere la diplomacia, Spice quiere transmitir la noticia directamente a todos, pero es la sugerencia de Ken la que gana. En secreto, organizan protestas masivas que culminan en miles de brokers y drifters marchando en el Árbol Merkle - el centro de poder en la Era Novum. Con los manifestantes apasionándose cada vez más, y los Políticos posicionando temerarios Samurai para protegerse a sí mismos, una violenta contienda parece inevitable.

Spice dejó de correr. El destello de una luz de emergencia se desplegó frente a ella mientras el evidente tronido de una granada de humo llenó la calle de densas nubes grises, oscureciendo a medias el letrero neón de un bar cercano. Las plumas de la luz de emergencia brillaban rojo y azul neón contra el negro cielo de noche. Anuncios rotos y vidrios de postes de luz destrozados yacían derrotados en la carretera. Sirenas distantes y disparos sonaban como ecos del pasado. Dos Saqueadores se llamaban el uno al otro, mientras corrían a toda velocidad por un callejón oscuro, ambos batallando con cajas pesadas de partes raras de mecas. Una pareja se besaba contra la pared llena de posters del otro lado de la calle, las imágenes impresas de Trovadores y Soñadores alrededor acribilladas.

Spice escaneó la calle mientras recuperaba el aliento. Un momento de calma dentro del caos.

Pero sólo por un momento.

Un destello cortó el humo gris, llamando la atención de Spice justo antes de que un aerocoche descendiera con velocidad, destrozando el anuncio neón en su camino hacia el duro asfalto. Reconoció el largo chasis y contorno elegantes de un vehículo blanco aperlado de lujo. Luego se fue, zumbando cerca de ella, el duro impacto con la inflexible carretera marcó cuarenta pies en la superficie, dejando un tramo de metal roto y plasma antes de mecerse hasta detenerse - nada quedó pero más del mismo irreconocible, ardiente desastre que se extendía por Era Novum.

Los restos del aerocoche apenas se habían asentado cuando una motocicleta emergió del humo, con el humo del escape formando bucles en el velorio del vehículo como una cortina de flores. La moto iba muy rápido, y su piloto Mensajero divisó el choque muy tarde. Viró, pero sólo pudo salvar la moto. El motorista giró hacia enfrente en un largo, agraciado arco hasta que golpeó un señalamiento sobre una rampa y se desmaterializó al instante. La moto se fue deslizando por un lado por la carretera, las llantas girando sin poder parar.

Como si el sonido y la vibración de los choques fueran un tipo de señal, Spice escuchó gritos y botas resonando aún más fuerte, más cerca. ¿Más Samurai irritados? ¿Mercenarios oportunistas? ¿Los pocos drifters emocionados por el caos de este PvP sin planear? Tal vez era otra muchedumbre de Sheeple haciendo lo que todos los demás hacían - dejando tramos de destrucción por toda la ciudad.

“No me voy a quedar a averiguar.” Corrió tras la moto caída. Era una cosa larga y delgada con acentos amarillos y azules a través del angular chasis negro. Impráctica y peligrosa, aunque nada sorprendente viniendo de un Mensajero. Spice levantó la moto, la montó, y comprobó en su bracer la ubicación que Zinc recién le había mandado.

Giró 180 grados, humo de llanta envolviéndola, y apuntó la moto a la rampa. Un último vistazo hacia la muchedumbre pisando fuertemente por el humo, y la pareja aún besándose como si el mundo alrededor de ellos no se estuviera incendiando, y luego se fue.

Rápidamente.

Por motos de Mensajeros.

La autopista se doblaba por la ciudad, entre torres corporativas y pantallas de publicidad, a través de túneles cavernosos y el titileo de un millar de luces. Spice inclinó su nueva máquina para entrar a una curva larga, luego se agachó sobre los manubrios, y aceleró por el otro extremo. Fuego y coloridas luces de emergencia adornaban el horizonte más allá de la barrera de la autopista, como si la ciudad hubiera sido agujereada, soltando furiosos colores de heridas abiertas. Luces merodeaban, cazando por la ciudad mientras vehículos de la autoridad acechaban la noche. Ocasionalmente, el cielo completo destellaba al ritmo de un rifle automático o el cañón de pulso de un meca. En su periferia, un edificio del distrito industrial explotó, seguido por los distintivos tramos de dos mecas combatiendo en un duelo balístico sobre el escombro colapsando.

La moto rugía debajo de ella, gruñendo como un depredador abalanzándose sobre su presa. Spice notó un lugar oscuro que se extendía por la carretera más adelante y desaceleró, causando que la moto gruñera en decepción. Un par de vehículos aplastados bloqueaban casi todo el pavimento. Llenando un estrecho pasadizo por donde pudiera haber pasado, un broker le hacía señas.

Deslizó la moto hasta detenerse justo enfrente de él, el motor ronroneando impacientemente. Un Apostador. Se veía desesperado y asustado.

“¿Necesitas un aventón?” preguntó, alzando una ceja.

El Apostador se paró enfrente del faro de la motocicleta - y cambió todo su aspecto. Ya no desesperado y asustado, sacó una pistola de su chaqueta y se la apuntó, el cromo centelleando con una amenaza familiar mientras bailaba en las orillas de la luz.

Soltó una sonrisita. “Encontré a una.”

Maldición.

Spice levantó rápidamente sus manos, notando la advertencia de peligro: PVP en su bracer. Desarmada y en la zona de muerte junto a un pedazo de autopista muerta, acorralada por este idiota. Sabía que sólo el golpe de suerte menos esperado podría salvarla de ser desmaterializada.

Spice vio sobre su hombro y analizó el desastre detrás de él como paneles regados de una página de historieta. ¿Cómo es que no lo había visto antes? Un Trans-Am clásico - típico vehículo de Apostador - cerca de una van anodina volteada. Las ventanas polarizadas y el chasis reforzado apuntaban a que era de unos gángsters. Probablemente se habían interceptado sobre la autopista, usando el PvP imprevisto para recolectar deudas, o arreglar resentimientos. De cualquier manera, el Apostador parecía ser el único sobreviviente. Eso significaba que era peligroso.

“Por favor no dispares.” Mantuvo sus palabras suaves, con el tono de su voz vulnerable.

La sonrisa del Apostador se ensanchó, mientras sus ojos seguían el contorno de su nueva máquina. Se pavoneó alrededor de ella y le hizo una seña con la pistola para que se bajara de la moto.

“Ustedes drifters siempre tienen los mejores juguetes,” murmuró, “Aquí te va un consejo: Debiste haberte desconectado una vez que Era Novum se volvió PvP. No es exactamente el lugar para una jovencita ahora mismo.”

“Por favor, no dispares.” Fingió tropezar nerviosamente al bajarse de la moto. “Sólo… sólo llévatela.”

“Con gusto.” Sonrió de nuevo, pero no fue por ella. Enfundó su pistola y subió la pierna sobre la moto. Reía mientras sacudía el acelerador.

Los chicos y sus juguetes. Spice sacudió la cabeza, concentrándose de nuevo. Necesitaba estimar bien el tiempo.

“Sin ofender, señorita.” El Apostador inclinó su sombrero de manera caballerosa y le jaló al acelerador de nuevo.

Ella concentró los ojos en su mano al dejar ir el clutch, corrió a toda velocidad hacia enfrente, y enganchó su brazo alrededor de su cuello. La llanta trasera de la moto ladraba sobre el pavimento, la llanta posterior levantándose de la suspensión, y la máquina se sacudió hacia enfrente - sin el Apostador. Se abalanzó contra su momentum hacia enfrente y lo giró, sujeto fuertemente, contra el pavimento cara abajo.

“No me ofendí.”

Le quitó el arma de la funda chueca y la lanzó hacia un lado. Le sujetó los brazos, le revisó los bolsillos. “Spice. Comandancia Alfa. Debería quitarte las llaves de tu firmware ahorita mismo, pero creo que ser humillado por un drifter debe de ser lo suficientemente doloroso, ¿cierto?”

El Apostador tosió y se quejó, dándose cuenta lentamente de lo que había pasado y de lo que Spice estaba haciendo en ese momento.

“Hey… Hey!” Se resistió, pero ella ya lo tenía esposado. “¿Qué estás haciendo? ¡No me puedes dejar aquí!”

Apretándole las esposas hasta que se dobló de dolor, se enderezó y se sacudió las manos en sus pantalones.

“Eres un Apostador - tal vez tengas suerte.” Se volteó hacia la moto tirada. “Y si no, tal vez deberías intentar ser amable a la próxima.”

“¡Oye, Drifter! ¡Regresa! ¡Hay que hacer un trato!”

Si es que dijo algo más, ella ya no lo pudo haber escuchado debido al estruendoso sonido de la moto rugiendo mientras aceleraba.

Spice le metió duro a la moto, la aguja en el tacómetro palpitaba entre las altas revoluciones, esperando recuperar el tiempo perdido. Esa confrontación le había recordado lo peligroso que era Era Novum ahora mismo. Esperaba que Zinc estuviera bien. Pero, si era honesta consigo misma, confiar no era suficiente. Tenía que encontrarlo. Spice veía de reojo su bracer al conducir, buscando la salida correcta. Finalmente, disminuyó la velocidad al escuchar un pitido que le indicó por donde bajar.

Se encontró a Zinc trotando en medio de una calle oscura, viendo hacia su izquierda y hacia su derecha preocupado de posible peligro. Apagando el motor, frenó la moto justo enfrente de él. Se quedó quieto por un momento, paralizado al analizar el nuevo peligro, y luego relajado corrió hacia ella.

“¡Spice!”

Se tragó su vieja ansiedad. “Hola, Zinc.” Se bajó de la moto y juntó su pelo esponjado por el viento con su puño. “¿Estás escapando de algo?”

“No.” Sacudió la cabeza. “Pero sí vi como un par de Samurai rebanó a una muchedumbre de Leftovers hasta convertirlos en efectos de partículas, como si nada.” Señaló la moto con la cabeza. “Linda moto.”

“Está okay. No es Juicio, pero una chica tiene que hacer lo que una chica tiene que hacer, ¿no?” Fingió fruncir el ceño. “Las estaciones de teletransportación están caídas, y los códigos de salto no parecen ser muy confiables en este momento.”

Zinc asintió con la cabeza, pero su mirada se regresó al hombro de Spice mientras se mordía el labio inferior. Tomó a Spice del brazo y la llevó gentilmente hacia la sombra de un umbral.

Después de dar un último vistazo alrededor, exhaló y la vio a los ojos. “¿Qué pasó allá?”

Spice sacudió la cabeza y soltó un largo suspiro, tratando de convertir el caos dentro de su cabeza en algo verbalmente tangible. “Todo estuvo muy, pues, brutal. Cuando llegamos al Árbol Merkel, los manifestantes estaban electrificados, y los Samurai estaban…” Se encogió de hombros. “Debieron de haber sabido que algo iba a suceder, y pues no estaban de acuerdo. Entonces, empezaron a rebanar a la multitud, desmaterializando a quien fuera - brokers, drifters, quien sea - que diera algún indicio de que se dirigía hacia el Árbol.

“Estoy segura de que había espías entre los manifestantes, también. Y una vez que las espadas salieron, fue una pelea brutal.” A lo lejos se escuchaba un extraño zumbido que sonaba cada vez más fuerte, luego se volvió una explosión, seguido del inconfundible sonido de espadas y pistolas de plasma recargándose.

“Supongo que todavía continúa.”

“Así que salí huyendo.” Arrastró su mirada de vuelta hacia la de él. “Y ahora estoy aquí.”

Zinc se rascó la cabeza, con los dedos escarbando ansiosamente entre su cabello. Spice nunca lo había visto tan agitado.

“Zinc.”

“¿Cómo es que pasó todo esto?” murmuró, más para él mismo que para ella, y pateó el suelo. “Toda la ciudad está en PvP.”

“Los Samurai siempre han tenido habilidades PK, y es más fácil de hackear el safe mode de lo que piensas. ¿Miles de brokers furiosos? Era obvio que algunos de ellos querían desactivarlo. O tal vez los Políticos lo hicieron para mandar un mensaje. No sé.”

“Esto es malo.” Caminó por la delgada línea de concreto marcando el frente de la entrada. “Esto es muy, muy malo.”

Quería consolarlo, decirle que todo estaría bien al final, pero eso era una mentira. Ambos lo sabían. Y ella era terrible mintiendo, así que se tragó el sentimiento y lo reemplazó con una pregunta. “¿Dónde estabas tú a todo esto? ¿Cómo es que terminaste aquí?”

Dejó de caminar. “Los perdí por ahí cerca de la Calle Satoshi. Pensé que luego los alcanzaría ya que todos nos dirigíamos hacia el mismo lugar, ¿cierto? Pero de alguna manera, terminé con un grupo decidido a atracar La Calzada. Antes de darme cuenta de que no estaban yendo hacia el Árbol Merkle, las cosas se pusieron graves. Una vez que todo mundo se dio cuenta de que el safe mode fue desactivado, se desató el infierno, y yo me fui corriendo de ahí.”

Spice se recargó sobre el marco de la puerta. “¿Pero por qué aquí?”

“Tengo amigos brokers aquí que no son muy buenos lidiando con este tipo de cosas.” Señaló a otra brillante explosión a unas calles de ahí. “No tienen dónde quedarse, así que dejé que unos cuantos de ellos se quedaran en mi departamento para asegurarme de que estuvieran a salvo.” Con los hombros caídos, Zinc levantó la mirada para encontrarse con la de ella, sus labios una línea delgada contra una máscara estoica. “Hablando de amigos, ¿dónde está el tuyo? ¿El tipo detrás de esta magnífica idea, Unironic Ken?”

Spice checó su bracer y frunció el ceño. Aún nada.

“No tengo ni idea. Lo he pingueado unas 20 veces ya pero aún no responde. No creo que haya sido desmaterializado - ya hubiera sonado una notificación pública - pero no sé. Las personas están siendo desmaterializadas por doquier. No me puedo imaginar la cantidad de wallets que han perdido todo. Habrá un bear market artificial después de esto.”

“¡Olvídate del bear! Lanzó una mano al aire, señalando los incendios a lo lejos. “¡Todo Era Novum está siendo destruido!”

Una sonrisita se dibujó en su rostro, “Oh sí, olvidé que eras parte del Cleanup Crew.”

Las orillas de la boca de Zinc temblaban, pero antes de que pudiera regresarle la sonrisa, el chillido de un montón de drones y las tajantes órdenes de un Samurai a otro interrumpió su conversación. Zinc extendió un brazo protector, pero Spice se movió más rápido, golpeando su cuerpo contra la puerta con el de ella, y acercó su cara a la de él. Dio un vistazo sobre su hombro, mientras pasó el amenazante grupo, ignorándolos en su búsqueda de algún otro objetivo.

Volteó de vuelta hacia Zinc, todavía sujetándolo contra la puerta.

“Así que,” su boca a un suspiro de distancia con la de ella, murmuró, “¿ahora qué?”

La cara de Zinc se volvió un abrupto collage de artefactos neones.

Una ruptura horizontal en existencia se desincronizó y trajo una sinestesia de estática chillona y fragmentos de hielo hacia la espalda de Spice. Cada terminal nerviosa dentro de la realidad física de Spice inmolado en un murmullo de basura técnica - balance, peso, visión, sonido. El mundo explotó, dejando su conciencia sacudiéndose mientras giraba hacia las profundidades del olvido.

“¿Spice?” Zinc gritó más allá del zumbido electrónico. Gritó su nombre de nuevo pero esas cinco letras ahora reprimidas en un estremecimiento rítmico, largo y agudo.

El vacío se la tragó por completo y la mandó hacia la absoluta nada.